Hoy Millonarios, después de 3 o 6 o 7 años, vuelve a ser líder de un torneo, y es noticia porque el glorioso equipo azul, otrora el mejor de Colombia y hasta del Mundo, llevaba mucho tiempo sin ser protagonista del torneo.
Si algo mantuvo vivo a Millonarios, pese a las crisis y los cuidados intensivos donde estuvo mucho tiempo, es su afición; incondicional, perenne, siempre ilusionada y firme con el equipo, identificada con el color y sufrida por la enorme racha de derrotas, torneo tras torneo sin justificaciones, explicaciones y razones, siempre estuvo allí.
Pero más que los años en que Millonarios vuelve al liderato de un torneo, lo que hay que celebrar hoy es la recuperación del sentido de pertenencia de los jugadores, de los directivos, del cuerpo técnico que complementados con el de la afición que nunca lo perdió, vuelven a poner al cuadro embajador en el lugar donde siempre debe estar, donde por su historia es obligatorio pertenecer, el protagonismo permanente de los mismos.
Cuánto daño, cuánto mal, cuánto desprestigio causó el Presidente Juan Carlos López a la institución azul. Años de desconcierto, de ver fracasar buenos técnicos y buenos jugadores, todo porque, el presidente, la cabeza de la institución, el encargado de transmitir la política, la intensidad, el amor por la camiseta, siempre estuvo pensando en sus intereses personales, en beneficiarse junto a sus compinches, enfrascado en peleas con el periodismo y mantenido por una barra brava a la que chantajeaba regalándole boletas y viajes, para poder conservar su puesto.
Un verdadero cáncer que parecía incurable, pero con el amor propio de los hinchas, los verdaderos motivadores de este cambio, se logro erradicar y ahora en proceso de recuperación lo primero que se siente es la unión del grupo, la cordialidad entre compañeros, la disposición de sacrificio y entrega por el equipo y las ganas de recuperar el prestigio maltrecho.
Como cualquier empresa en cualquier campo, el sentido de pertenencia es fundamental, pesa mucho, sobre los conocimientos técnicos y administrativos, por que hace que el trabajo en equipo, el gusto de laborar y las ganas de hacerlo de la mejor forma, consoliden un grupo. Y en el fútbol colombiano, sin tantas figuras en medio de esta crisis que parece no acabar, ha sido demostrado que es suficiente para ganar un torneo.
En cuanto a lo futbolístico, el equipo se ve rápido, de ve compacto, con rapidez en el desdoblamiento ofensivo y en el recogimiento defensivo, mucha solidaridad en los jugadores y confianza, que le han permitido a jugadores como Toloza y Preciado consolidarse en el ataque.
En la defensa, el liderazgo de Cichero es indiscutible pese a su lentitud, al apoyo y jerarquía de Dominguez, el gran momento del arquero Ramos, el orden que muestra Caniza Ortiz y el despliegue de Robayo. Quizás Mayer Candelo es quién desentona y creo que es mejor dejarlo para rematar partidos, por que frena mucho el equipo.
Richard Páez encontró el equipo en medio de la recuperación económica y administrativa del club y el sentido de pertenencia de todos están volviendo a Millonarios al sitio donde pertenece.
Nelson Bedoya.
Nelson Bedoya.
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