lunes, 11 de julio de 2011

ARIANE

ARIANE – LOVE IN THE AFTERNOON 1957

Director: Billy Wilder
Protagonistas: Audrey Hepburn, Gary Cooper.
Fotografía: Blanco y Negro
Género: Comedia Romántica.

Una de las menos conocidas obras del maestro Billy Wilder, pero no por eso menos buena, que en esta comedia romántica, nos vuelve a mostrar su calidad de director, la conjugación de diálogos y la maestría en la caracterización de los personajes es impecable.


Ambientada en París, comienza con una simpática introducción que contextualiza la película definiendo  a la ciudad del amor.  Audrey Hepburn, en el papel Ariene, en una encantadora interpretación, es hija de un investigador privado, Claude Chavasse (Maurice Chevalier), dedicado a las infidelidades, que tiene en sus manos un caso de un reconocido galán, dedicado a romper corazones en todo el mundo.

Ariane,  lee las investigaciones de su padre, conociendo profundamente diversos casos del seductor, Ms Flannagan, interpretado por Gary Cooper, un millonario bastante mayor, a quién la chica considera atractivo.  Tras a posibilidad de ser asesinado por un esposo celoso, la joven muchacha advierte la situación al galán, quién aprovecha para seducirla, pero ella conocedora de sus artimañas decide jugar con la misma moneda,  mientras se va enamorando.

En la habitación No 14 del Hotel Ritz, se dan las conquistas, armonizadas por un cuarteto de zíngaros, que en cada visita romántica interpretan cuatro temas, donde se destaca el bello vals Fascinación, generando divertidas y antológicas escenas.

Los galanteos de Frank Flannagan, cuyo lema, “Buen dia, adiós y en el medio un poco de amor”, son superados, por los inventos de Ariane sobre su vida amorosa, quién aparenta ser igual de fría y calculadora que él,  generando sentimientos que el seductor no conocía.

Wilder hilvana perfectamente cada escena, con dúctiles diálogos, generando la suspicacia y doble sentido típico haciendo muy ameno el ritmo de la película. El final, cuidadosamente elaborado, es excepcionalmente romántico, sensibiliza profundamente al espectador, es lo mejor de la película. En el mismo 57, estreno Testigo de Cargo, con uno de los mejores finales de la historia.
 
Nelson Bedoya.

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