viernes, 15 de julio de 2011

UN TRANVIA LLAMADO DESEO

UN TRANVIA LLAMADO DESEO. 1951

Director: Elia Kazan
Reparto: Vivian Leigth, Marlon Brando, Karl Malden, Kim Hunter.
Fotografía: Blanco y Negro
Género: Drama.
Premios: 4 Oscar. Mejor actriz, Mejor actriz secundaria, mejor actor secundario, mejor dirección artística.

Una película muy dramática, engrandecida por los excelentes diálogos y la gran actuación de Marlon Brando, Karl Malden y Kim Hunter, pero sobre todo por la grandiosa Vivian Leigh, que protagoniza un film a la altura de “lo que el viento se llevó”.

Elia Kazan (La ley del silencio), nos presenta una historia de Tennese Williams, creada para teatro, perfectamente adaptada al cine, que mantiene los profundos diálogos, pero le añade escenas profundas, de iluminación, sonido y sobre todo la recreación del contexto.

En Nueva Orleans, después de la segunda guerra,  Blanche (Vivian Leigth) visita a su hermana menor Stella (Kim Hunter), después de venirse a menos al perder su finca, donde vivía cómodamente, quién se casó con Stanley Kowalski, (Marlon Brando), en un barrio pobre, con un entorno soez al que la recién llegada no está acostumbrada.

Blanche, una mujer mayor, delicada, acostumbrada a las buenas maneras, la educación, la galantería, la buena vida, está pasando por un momento de depresión  y esconde un pasado incierto.  Stantley, es el polo opuesto,  un hombre primario, rudo y ordinario, con mala educación, que intimida permanentemente a su esposa y su cuñada. Los dos son intensos con sus personajes, profundos y determinados.

Más que la profundidad del argumento, la película se destaca por la gran actuación de los protagonistas.  Vivan Leigh, ganó el Oscar con una actuación impresionante, desarrollando el personaje a fondo, involucrando al aficionado completamente con su personaje. Malden y Hunter, ganaron el Oscar como actores secundarios y Brando no ganó, pero su actuación lo catapultó como un grande, tanto por su físico como por su gran calidad como actor.

El drama psicológico y la trama, es claramente superado por la caracterización de los personajes, convirtiendo este film en un clásico, básicamente por ser una película de actores, eso sí con la mano del Elia Kazan que el manejo visual, la calidad de los planos, destaca ampliamente los diálogos.

Nelson Bedoya.  

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