martes, 12 de julio de 2011

EL BUENO, EL MALO Y EL FEO

EL BUENO, EL MALO Y EL FEO. 1966

Director: Sergio Leone.
Protagonistas: Clint Eastwood, Lee Van Cliff y Eli Walach.
Fotografia: Color
Género: Western
Banca Sonora: Enio Morricone.

El italiano, Sergio Leone, dirigió este filme uno de los mejores western de la historia. Un memorable clásico, lleno de emoción y acción, rematado con un emotivo final.  Con permanentes y cuidadosamente elaboradas escenas de primer plano que permiten profundizar la caracterización de los personajes, con impecable muestra de fotografía, color y paisajes que definen la intensidad de la película y la banda sonora de Morricone, que afianza cada suceso, especialmente el final y nos deja la inmortal melodía principal de la película.

Tres pistoleros, interpretan personajes típicos de películas del oeste, el bueno (Clint Eatswood), que no es tan bueno, el siempre malo (Lee Van Cleef) que si es muy malo y el feo, (Eli Walach)  que más bien es simpático, pero igual de malo.  Los tres van en busca de un tesoro escondido y se necesitan entre sí para llegar al destino, sin importar a quién hay que matar, sin involucrarse en la guerra civil, que solo se pone de referencia,  para ahondar en la insensibilidad de los personajes lleno de avidez por el dinero.  

Los tres protagonistas aparentemente son diferentes, pero tienes muchas más cosas en común, su avaricia, su rudeza, su indiferencia, su despego, su egoísmo, y sobre todo su ambición para ir por el tesoro, incluso marcando la diferencia con los muertos por la guerra que según Rubio (el bueno), "tanto muerto por nada", dándole claro sentido a que si es por dinero, morir vale la pena.  

Durante toda la película el ritmo mantiene expectante al público, contando en paralelo el recorrido de cada personaje para llegar al destino. Se destaca especialmente en la actuación de Eli Walach, como Tuco (el feo), que con el carácter que le da al personaje,  genera las mejores escenas, tanto emotivas como divertidas. Y para no disipar la frialdad de los personajes, ni siquiera salen mujeres, solo en una escena de Sentencia (el malo) pero sin mayor relevancia.

La minuciosa fabricación de cada escena, la recreación espectacular del paisaje, la marcada determinación de los personajes, la música que le da realce a cada hecho, rotulan esta película como un verdadero clásico, una cinta sin peros.  

El final es de antología, lento, profundo, emotivo, acompasado con una estupenda música de cierre que agudiza el ambiente, genialmente plasmado por Leone, convirtiéndo el momento en una escena imperecedera.  Un Western que vale la pena ver y disfrutar.

Nelson Bedoya.

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